Lewis Hamilton sale del GP de China con el liderato en la mano, tras imponerse (y van seis victorias aquí) a un impotente Valtteri Bottas, que perdió el primer puesto logrado con la pole del sábado en la salida. Sebastian Vettel les acompañó en el podio (primero de la temporada para él), tras una prueba en la que se vio beneficiado por las órdenes de equipo merced a su mejor ritmo frente a Charles Leclerc.

La prueba se decantó desde la salida a favor del pentacampeón de Mercedes. La mejor arrancada de todos los pilotos por el lado diestro de la parrilla permitió que tanto Hamilton sobre Bottas y Leclerc sobre Vettel lograsen ganar la posición. Mientras que en la escuadra alemana (que mantiene el dominio en esta temporada) la batalla acabó ahí, en Ferrari aún hubo mucho que decir.

Y es que las decisiones del muro rojo volvieron a señalarles. A Leclerc le advirtieron de que Vettel venía más rápido y que debía dejarle pasar. Pese a sus protestas, acabó demostrando el germano que tenía mejor ritmo. Eso, unido a una estrategia bastante dubitativa con el monegasco, dejaron al alemán el tercer puesto expédito. Leclerc se vio peleando con Verstappen por la cuarta posición, pero hacerle parar demasiado tarde le acabó pesando demasiado.

Ni siquiera pelearon por la vuelta rápida, cuyo punto se lo llevó Pierre Gasly al hacer lo que debía: parar a falta de dos vueltas, con ventaja suficiente, para montar neumáticos blandos.

Carlos Sainz, que partía desde una pobre 14ª plaza, acabó relativamente con su mala racha en McLaren. El accidente con Kvyat en las primeras vueltas le impidió puntuar, que era el objetivo máximo, pero no alcanzó la zona esperada. Al final, entró en la misma posición en la que empezó: 14º. Peor le fue a su compañero Lando Norris, que ni acabó la carrera.